jueves, 24 de diciembre de 2009

CAPERUCITA Y PULGARCITO CONTRA LOS MONSTRUOS (México, 1962)

Intérpretes: María Gracia (Caperucita), Cesáreo Quezadas (Pulgarcito), José Elías Moreno (Ogro), Manuel 'Loco' Valdés (el Lobo), Santanón (Zorrillo), Ofelia Guilmáin (La Reina bruja), Quintín Bulnes (Drácula), y Armando Gutiérrez, Alfredo de Soto, Elvira Lodi, Magda Donato. Duración: 81 minutos.

Síntomas: La bruja malvada organiza un juicio contra el lobo feroz y contra el ogro por hacerse colegas de Caperucita y Pulgarcito respectivamente. En el juicio los monstruos de otros cuentos los declaran culpables y los condenan a morir previa dosis de ridículas torturas. Además, la venganza alcanza a los habitantes del pueblo cercano a los que convierten en micos lucíos. Pulgarcito y Caperucita roja acuden al rescate pero antes tendrán que enfrentarse a una maraña de monstruos a cada cual más cutre, (digo peligroso) que el anterior: Drácula, El hombre del saco, un dragón…

Diagnóstico: Navidad. Tiempo de compartir, de ver de nuevo a los seres queridos, momentos de amor y felicidad junto a los nuestros. O eso dicen por ahí… Lo que sí que es cierto es que durante estos días no hay hogar que no se decore con un estilo kitsch de dudoso gusto pero que parece haber encontrado la complicidad de la mayoría. No entiendo entonces por qué se tuerce el gesto con delicias como la que hoy os propongo para estas navidades. Evidentemente el tema navideño no está incluido explícitamente en este film: no hay papás noeles, ni árboles de Navidad, ni guirnaldas. Y sin embargo supone un producto perfecto para ver estas navidades precisamente por lo antes mencionado. Nuestro gusto estético se relaja y parece disfrutar por una al año con los excesos (económicos, estéticos, ingenuos, gastronómicos…). Y si algo tiene esta película es que es excesiva en todos los sentidos salvo quizá en el presupuestario. Los conceptos de lo ñoño (dícese de lo ridículo, mojigato o excesivamente melindroso), lo camp (corriente que basa su estética en el mal gusto), lo naïf (estética ingenua basada en colores contrastados y vivos) y lo Kitsch (término empleado para definir el mal gusto o lo anticuado en un sentido más amplio) se combinan aquí a la perfección del mismo modo que en las fiestas navideñas, ustedes disculpen.

Además, la película tiene suficientes aspectos demenciales como para poderse rendir culto en esta casa de locos.
Pero ojo que no todo en esta cinta es material de desecho. En primer lugar, uno puede disfrutar de esa abigarrada puesta en escena de colores chillones (no es lo único que chilla en la película) que remiten inmediatamente a los clásicos Disney (en especial esa joya de lo naïf que es Blancanieves) y El Mago de Oz de Víctor Fleming. Realmente logrados los decorados y la fotografía que recrean con mucho menos presupuesto que sus honrosos precedentes un mundo de fantasía y tenebrismo destacando ese bosque perpetuamente brumoso donde los niños se pierden o ese castillo de la reina malvada, auténtico dibujo animado en cartón piedra.
La película, por otro lado, no es un alarde precisamente de ironía o sutileza (como cualquier producto infantil de la época, debo añadir) y precisamente por eso a veces destila cierta mala leche involuntaria que puede llegar a sorprendernos. Así, a pesar del desfile continuo de monstruos de pega, quienes verdaderamente dan miedo son esa tropa de niños liberados de las garras del hombre de saco que, garrotes y piedras en mano, se dedican a machacar con saña a todo tipejo que se les plante encima. Uno no puede evitar recordar durante la secuencia del ataque de los mozalbetes esa macabra película de revelador título: ¿Quién puede matar a un niño? (1976).

¿Qué hace Florentino Fernández en esta peli?
Otras secuencias, en cambio, debido a su excesiva ingenuidad no pueden sino provocarnos la más saludable hilaridad. ¿Quién podrá retener la carcajada ante ese pueblo convertido por las malvadas artes de la bruja en un poblado de micos saltarines?
Pero ahí acaban los motivos de goce de la cinta y nos espera también varios caminos de espinas. El primero que tenemos que atravesar es el de las forzadísimas interpretaciones de sus protagonistas. Y es que algunos de los mayores histriones mexicanos los tenemos metidos en el asunto. De entre ellos destaca el gran Manuel “loco” Valdés, que interpreta al lobo feroz, José Elías Moreno que hace lo propio con el Ogro y al que ya vimos en esta casa a propósito de La Horripilante Bestia Humana, Santanón, un intérprete enano especialista en enfundarse trajes de felpa para interpretar a los más variopintos personajes de la fauna. Aquí es el fiel escudero de nuestros protagonistas, un zorrillo, especie de Sancho Panza cuyos saltitos y chillona voz (perteneciente a la actriz Eugenia Avendaño) hacen que queramos verlo asado a la parrilla desde su segunda aparición (en la primera creo que no habla).

¿Vería Ibañez Serrador esta secuencia antes de rodar su película?

Junto a ellos los niños “prodigio” Cesáreo Quezadas, que ya había compartido cartel con algunos de los ilustres miembros de nuestra chiquillería nacional, (dícese Marisol o Joselito) y María Gracia, que se enfunda por tercera vez la caperuza roja para demostrarnos que es una de las actrices infantiles más insulsas que ha dado la filmografía mundial en toda su historia. Los escasos mohines que nos ofrece son tan forzados que no nos es difícil imaginar al propio director ejecutando muecas tras la cámara para que esta niña intente imitarlo. ¡Ah! También tienen un perro blanco que atiende al nombre de “Doncel” y que desde el primer minuto muestra una actitud completamente indiferente hacia todo lo que sucede en pantalla, como si aquello no fuera con él.

Asombra además que tras el evidente esfuerzo de producción haya detrás una realización tan torpona que echa por tierra gran parte de las posibilidades que tenía este coyuntural producto. Director y guionista de parte de la filmografía de los grandes divos mexicanos Pedro Infante o Jorge Negrete, Roberto Rodríguez demuestra aquí una absoluta desgana a la hora de coreografiar las múltiples peleas y otras escenas de acción que se producen durante la cinta. Por otro lado, la caracterización de los monstruos que aparecen en la película (salvando a la excelente reina bruja) son de aquello de: “vete a casa y disfrázate con lo que tengas”. Hasta aparece un malvado robot hecho de cajas de cartón que se adelanta en diseño dos años al de otra joya psicotrónica anteriormente comentada aquí: Santa Claus conquista a los marcianos. El hada buena, por su parte, parece más bien una aparición mariana de esas a lo Pitita Ridruejo, con una varita de cuatro puntas (bengalas) encendidas continuamente. Dicha hada, por cierto, se limita a enviar a los niños a hacer su tabajo. Parece que una vez más se comete el error de confundir a los niños con retrasados mentales predispuestos a aceptar cualquier cosa que se les eche. Para una antología de lo bizarra supone la escena en la que nuestros protagonistas se enfrentan en una gruta a un dragón y al monstruo de Frankenstein (aquí Frankestino ) y que si causa pavor es por ver como los intérpretes se las apañan para evitar ser inflamados por ese descontrol de llamas que lanza un dragón digno de entrar en los anales del disparate.
¡Ah! Por si fuera poco, la película nos permite disfrutar de diversas canciones como las del “Coro de los monstruos” , “Seamos amigos” o “Nos tenemos que fugar”. Casi nada.

Que ustedes disfruten en paz y armonía este título perfecto para introducir a nuestros peques en ese vicio inconfesable de lo psicotrónico y bizarro.

La escena del Dragón

No puede perdérsela: El irredento amante de lo kitsch.
Abstenerse: Los diabéticos. Este título podría suponerle una carga adicional de insulina.
Compra: Ni idea.
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10 comentarios:

Quimérico Inquilino dijo...

Aquí os dejo otra joyita de la Psicotronía familiar para desearos que paséis estas fiestas como deseéis: unos lo más discreta y velozmente posible, otros con toda la pompa y circunstancia.

En cualquier caso ¡felices fiestas a todos!

mepi dijo...

A ver Quimérico, la expresión auténtica es "monito Lucío" (el que tiene el culo "escocío") y no "micos lucíos".
Quitando este apunte más personal de lo que los habituales lectores creen, he de decir que he disfrutado mucho leyendo la reseña.
Me doy cuenta además de la personalidad propia del cine mexicano. Ya te pueden hacer una peli de suspense, una comedia, una de terror etc...,pero siempre sabes ver sus señas de identidad. Para el mundo infantil son únicos y sus productos siempre se han vendido bien fuera de sus fronteras.
Un saludo navideño y a ver cuando "comemos parejos".

iMartinez dijo...

Esos locos bajitos también necesitan su dosis de dolor y caspa...

Feliçes festes a tu també.

ATXEIN dijo...

Jodo¡¡ A esta le tengo mcuhas ganas, la tengo desde hace tiempo y por H o por B no la hinqué el diente, ojeando tu comentario se que me gustará¡¡jajaja

Además, todo lo bizarro o psicotrónico proveniente de México siempre tiene algo especial, lo que sea.. Gran comentario, como siempre.

Un abrazo y pasa buenas fiestas, o grandes vacaciones¡¡ Eso a tu gusto..XDDD

Quimérico Inquilino dijo...

Monito, míco... El caso es que hacen el mono de lo lindo, Mepi. Una idiosincracia fascinante la de México y sus nativos, sin duda. A mí siempre me ha atraído profundamente.

Cine infantil y caspa siempre han venido unidos de la mano, basterrak. Caperucita y Pulgarcito, Joselito, Parchís.. hasta llegar a "Los Totenwackers2, auténtico dolor de caspa de nuestros días, y sin el encanto de esta producción que nos ocupa.

Atxein, seguro que tú sabes valorar como se merece esta cinta XD. Y, como bien dices, todo lo que viene de México merece la pena echarle un vistazo.

Saludos a los tres!

Juan Fleites dijo...

Saludos QI, siempre leo y nunca comento y me parece bueno empezar con esta película que me dió dolor de cabeza para conseguirla, más que la de Ella Cinders de Colleen Moore.
Pues siendo mexicano, me tocó en mi infancia las retransmiciones de esta trilogía y otras más que si bien fueron gloriosas, ahora dejan un vacio que no se ha podido llenar con el "nuevo" cine Mexicano, y creo que no se podrá, pues se siguen pasando aún en Cable; en efecto te diré que ya no es lo mismo verla con ojos de treintón, pero hay sus cosas rescatables, y quizá más por la nostalgia, la tengo en mi videoteca orgullosamente junto a otras joyitas Mexicanas; ahora, te diré que hay otra que sigue en calidad de Dodo, se llama "El Capitán Mantarraya" y aunque la pasan de vez en cuando en Cable, es difícil de conseguir en Dvd, espero sea buen motivo de reseña; y ya encarrerado el ratón, te felicito, gracias a este Blog me he echo de joyas como SuperSonic Saucer ó mi otra gran favorita Setentera "invasion Of The Bee Girls". Felices Fiestas.

Salvador Sáinz dijo...

Cuando era niño vi una llamada "Caperucita roja" que era la primera de la serie, me gustó claro. Entonces era un niño.
Era musical, tenía canciones bonitas y era graciosa. Salía ese zorrito y el lobo feroz me parece que era el hermano de Tin Tán (la voz del oso Baloo).
De la segunda parte sólo vi el trailer.

Quimérico Inquilino dijo...

Hola Juan. Gracias por la fidelidad y en esete caso por tu comentario. La verad es que debió ser una experiencia ver estas pelis de pequeño ya que incluso ahora me resultan tremendamente divertidas y sobretodo muy respetables. Comienzo mi búsqueda acerca de "El Capitán Mantarraya", gracias.

Salvador, yo sólo he visto esta tercera entrega de Caperucita pero por lo que comentas, deben ir todas por el mismo estilo. Caerán más por esta casa de locos, seguro.

Un saludo a ambos!

Rey Nova dijo...

Yo alcance a ver sólo la primera pelicula "Caperucita roja"; a esta le tengo ganas luego de aquella experiencia. Luce sin duda mas bizarra que la otra, la cual ya tenia lo suyo.

Quimérico Inquilino dijo...

Yo en cambio no he visto la primera. Ya nos contarás las diferencias y con cual te quedas ;)