miércoles, 20 de abril de 2011

PRIMEROS CRISTOS DE LA HISTORIA DEL CINE (USA-Francia, 1903, 1912)

Título original: La vie et la passion de Jésus Christ (1903). Dirección: Lucien Nonguet y Ferdinand Zecca. Intérpretes: Madame y Monsier Moreau (Virgen María y José). El resto del reparto no consta. Duración: 44 minutos.

Título original: From the manger to the cross (Jesús de Nazareth, 1912). Dirección: Sidney Olcott. Intérpretes:  Robert Henderson-Bland (Jesús), Gene Gauntier (virgen María), Percy Dyer (Jesús, niño), Alice Hollister (María Magdalena), Sidney Olcott (Ciego), Samuel Morgan (Poncio Pilatos), James D. Ainsley (Juan el bautista), Robert G. Vignola (Judas), George Kellog (Herodes), J.P McGowan (Andrés). Duración: 70 minutos.

Síntomas: Nacimiento, vida y pasión de Cristo. En el primer caso llega hasta su apoteósica resurrección, en el segundo título sólo hasta su cruxifición, más que nada por no contradecirse con el título.


Diagnóstico: Sesión doble a cargo de la figura histórica más importante - independientemente de nuestras creencias- y una de las que más veces ha sido llevada a la pantalla. Dos rarezas - que gracias al ciberespacio ya no lo son tanto – un tanto alejadas de la temática del blog y que si tienen su cabida aquí es por tratarse de las dos primeras apariciones importantes de Jesucristo en el cine.
Hacer un repaso aquí de las adaptaciones al celuloide de tan emblemático personaje resultaría un ejercicio innecesario ya que existe suficiente información al respecto. Más estimulante sería acercarnos no obstante a algunas de esas adaptaciones más marcianas que las hay y muchas. Quizá en sucesivas Semanas Santas, ya veremos como andamos de fervor cristiano para entonces.
Una vez inventado el cinematógrafo en 1895, Jesús de Nazareth no tardaría en aparecer en pantalla. Ya los propios hermanos Lumiere dos años después rodarían Vida y pasión de Jesucristo, un conjunto de estampas absolutamente naïf que obtuvieron un gran éxito de público. Es natural; hasta la fecha las demás artes (pintura, escultura, teatro) habían sido acaparadas por la iglesia desde la Edad Media para su labor "pedágogica" y evangelizadora. El enorme potencial del cine no podía escapárseles y no tardaron en utilizar el séptimo arte como vehículo ideal para lograr enfervorizar a las huestes cristianas, algo que no han dejado de hacer, por cierto (veanse las ultracatólicas versiones de Gibson o Zefirelli, sin ir más lejos).

La vie et la passion de Jésus Christ puede considerarse el primer acercamiento más o menos serio al prsonaje y no es más que un "remake" de aquel primer título de los Lumiere, con mayor presupuesto y paulatinamente ampliado desde los 18 cuadros iniciales hasta los 31 que quedaron en 1905 (versión a la que pertenecen los enlaces que presento más abajo). De una apariencia deliciosamente naïf, el film en sí no son más que una sucesión de "estampas" coloreadas a mano (la cinta está producida por los hermanos Pathé que precisamente patentaron este entrañable sistema) y que muestra de manera bastante completa la vida y milagros de Jesús. Resulta irresistible ver la ingenuidad con que resuelven algunos "efectos especiales" requeridos: Jesucristo caminando sobre las aguas, el descenso del Espíritu Santo, la Resurrección, etc. El alarde técnico y la apariencia quedaron tan impresionantes para la época que resultó una herramienta didáctica utilísima para los misioneros católicos en África y la Polinesia. En 1907 Zecca supervisó una nueva versión con el insigne Segundo de Chomón como director de fotografía.

Del pesebre a la cruz da un paso más y podemos considerarlo como el primer largometraje de Jesús, propiamente dicho. No sólo eso, también es la primera superproducción acerca de su figura ya que costó la friolera de 100.000$ de la época aunque el éxito fue tal que en seguida llegó a multiplicar por diez esa cifra. Lo primero que llama la atención es que el film obvia un aspecto tan importante para los devotos creyentes como es la Resurrección de Cristo. A parte de estos datos, otra curiosidad de especial valor en este film es el estar rodado justo en los lugares donde transcurre la acción, montando un plató en Jerusalén para los interiores y prolongando durante tres meses el rodaje en Egipto y Tierra Santa. A pesar de esto, y ya desde el punto de vista cinematográfico, el avance es mínimo con respecto a las estampas de Ferdinand Zecca. De hecho, mantiene el mismo estatismo de la cámara (salvo alguna que otra leve panorámica, como en la llegada de los Reyes Magos) aunque eso sí, dotando de mayor realismo las puestas en escena en cada cuadro. La ausencia de primeros planos, travellings o cualquier otro recurso de narrativa cinematográfica impiden la creación de un espacio propiamente fílmico, tratándose de una sucesión de escenas algo más elaboradas que su antecesora pero sin la gracia "kitsch" de aquella. Como último dato curioso señalar que Gene Gauntier, la guionista del film, interpreta aquí a la virgen María y que el propio director, Sidney Olcott aparece como un hombre ciego. En definitiva dos versiones hasta hace bien poco inéditas para nosotros y desde luego muy adecuadas en estas fechas tan señaladas para algunos, tan "coñazo" para otros.

Fragmento de "Vida y pasión de Jesucristo" (1905)

No puede perdérsela: El que esté cansado de ver siempre las mismas películas mesiánicas por estas fechas.
Abstenerse: Quien no tenga un mínimo de curiosidad por la arqueología cinematográfica.


sábado, 9 de abril de 2011

SHARKTOPUS (USA, 2010)

Dirección: Declan O´Brien. Intérpretes: Eric Roberts (Nathan Sands), Kerem Bursin (Andy Flynn), Sara Malakul Lane (Nicole Sands), Héctor Jiménez (Bones), Liv Boughn (Stacy Everheart), Julián González (Santos), Blake Linsey (Pez), Calvin Persson (Comandante Cox) , Megan Barkley (Lisa), Maija Markula (Bree). Duración: 86 minutos.

Síntomas: Un ingeniero crea para el ejército un monstruo, mitad tiburón, mitad pulpo, como arma contra los piratas somalíes. Cuando sus implantes electrónicos fallan, el Sharktopus (o pulpurón, que viene a ser lo mismo) se dirige a las aguas mexicanas dispuesto a zamparse a todo turista que se le ponga por delante.

Diagnóstico: Enfrentarnos a este tipo de títulos ineludiblemente hace que se nos tuerza el gesto a la par que provoca el jolgorio de todo aficionado al cine más bizarro y psicotrónico/trópico.
Pero, en realidad, ¿qué diferencia títulos como este (o cualquiera de las otras cintas, a cual más demencial, que Roger Corman ha producido recientemente  para el canal SyFy Universal) con aquellas producciones que este avispado productor realizó para la American Internacional Picture en la década de los 50? ¿Por qué hoy día defendemos títulos como Attack of the Crab Monsters, It conquered the world o The wasp woman a la par que tratamos con desprecio productos como este Sharktopus ?

Los elementos son exactamente los mismos: guiones disparatados, efectos especiales baratos (por muy digitales que estos sean), intérpretes de tercera fila (duele ver donde ha terminado un actor en sus tiempos tan prometedor, como Eric Roberts), y un trabajo de producción precipitado dirigido al consumo inmediato de un público adolescente ávido de novedades. La respuesta para que tratemos con mayor condescendencia y tildemos de “clásicos” aquellos títulos es, sin duda, el efecto que el factor tiempo produce en estas obras que convierten lo cutre en naif, lo casposo en irresistiblemente “kichts”.

Pero si algo hay que reconocerle a esta producción (enésimo enfrentamiento de una criatura modificada artificialmente para fines militares con sus creadores, más parecidos a vigilantes de la playa que ha científicos doctorados en genética molecular), igualmente que a sus antecesoras, es su absoluta honestidad en sus planteamientos: apenas han pasado cinco minutos la criatura ya escapa del laboratorio; a partir de ahí un sin fín de persecuciones, ataques del monstruo merendándose a todo bicho viviente, humor de trazo grueso (atención a la intervención-cameo de un ya entrañable ancianito llamado Roger Corman, con mucho, lo mejor de la cinta), chicas en bikini y sobre todo la fresca sensación de que sus responsables no se toman la cosa demasiado en serio.

Huelga decir mucho más acerca de este título. Hoy provocará la huida de más de uno, mañana está destinado a ser un clásico de la revolución infográfica de serie B; “B” de baja estofa, por supuesto.


Tráiler Oficial de la cosa en cuestión

No puede perdérsela: El aficionado a los mutantes marinos.
Abstenerse: Cualquiera al que el cartel, el tráiler  y las fotos no le resulten absolutamente irresistibles.

Enlaces (en VOSE)

sábado, 2 de abril de 2011

HAPPY END (Checoslovaquia, 1967)


Subtítulos en español:

Enlaces de descarga:

Una de las mejores secuencias del film


Abstenerse: Sólo el que no guste de los subtítulos. Por el momento es la única manera de disfrutar de esta gozada.
No puede perdérsela: Ningún amante del CINE, así, con mayúsculas.


Diagnóstico: “Las historias de amor son todas iguales: desafortunadas al principio y con final feliz. La mía es completamente diferente”. Con esta primera frase Lipský formula toda una declaración de intenciones para su film: una divertidísima sátira sobre las relaciones amorosas hombre-mujer en forma de compleja pieza de cámara, con estética de cine mudo y cuya mayor – y asombrosa – particularidad es estar narrada al revés.

En efecto, los personajes actúan siempre hacia atrás, los diálogos en sentido inverso, el film en definitiva, en continuo rebobinado desde el primer minuto hasta su resolución ¿inicio? De nuestra historia.

El experimento no es baladí; la acción y puesta en escena está diseñada para provocar la hilaridad, los diálogos están milimétricamente concebidos para que, invertidos, tengan siempre sentido en un poliédrico juego de palabras y significados. Por encima de todo ello la voz en off del protagonista, omnipresente narrador, reinventado y dándole una irónica explicación a todo lo que estamos viendo marcha atrás. El resultado: una inteligentísima comedia que trasciende su inicial apariencia ingenua, su tónica naif, para convertirse en uno de los experimentos narrativos más fascinantes de la historia del cine europeo.

Aparte de todo esto lo habitual en su realizador: una dirección artística impecable, un virtuosismo técnico notable para la época y unos actores en estado de gracia. Lypský – culto director cuyos límites que establecia eran los de su propia imaginación - elude con inteligencia las peligrosas sombras de la pedantería  y el aburrimiento con esos 70 minutos que evitan que el cansancio llegue a aparecer nunca en el espectador.

Y es que a Oldrich Lipský – ya reseñado en esta madhouse – sólo se le puede achacar un par de “pecados”: no haber nacido francés o británico y dedicarse a un género tan aparentemente frívolo como la comedia. De no ser así siempre he dicho que su lugar en el cine estaría reservado junto al reducidísmo club de genios, muy cerquita de Billy Wilder y Howard Hakws.

Síntomas: Historia de Frydrych, una cabeza huérfana. Enseguida le crecerá un cuerpo y extremidades al levantarse la hoja de una guillotina. Tras una pequeña temporada en un hospicio entre barrotes para su propia seguridad y formación, Frydrych sale por fin a la vida dispuesto a inicial una singular historia de amor.
Título Original: Stastny konec . Dirección: Oldrich Lipský. Intérpretes: Vladimir Mensík (Butcher Bedrich Frydrych), Jaroslava Obermaierová (Julie), Josef Abrhám (Ptacek), Bohus Záhorský (Tchán), Stella Zazvorková (Tchyné), Jaroslav Sterci (Strázník), Helena Ruzicková (Cernovláska), Josef Hlinomaz (Comisario). Duración: 69 minutos.