domingo, 6 de diciembre de 2009

Paul Naschy (y II): el aullido del monstruo

Continuando con el análisis de este, uno de los últimos mitos del cine fantástico. Intérprete, guionista, productor, realizador, su incansable trabajo dentro o fuera del género es extensísimo. Con todo, sorprende que apenas haya coincidido con alguno de los otros grandes nombres del fantástico: ni Jesús Franco, ni Amando de Ossorio, ni Eugenio Martín, ni Ibáñez Serrador. Sólo Juan Piquer Simón contó con él en una ocasión y la cosa no acabó demasiado bien. El propio Naschy lo relataba así en una entrevista publicada en el libro “Cine fantástico y de terror español (1900-1983)". En ella el entrevistador (J.A Molina Foix) le formula la siguiente pregunta:
¿No te ha vuelto a llamar Piquer después de Misterio en la Isla de los Monstruos (1981)?
“No. Además, no me tiene ninguna simpatía… Fíjate que de todos modos los que hicieron cine fantástico, ninguno me llamó jamás. Quizás fue para que no les hiciera sombra. Porque los directores que han trabajado conmigo se quejan a veces de que las película no son de ellos. Y tienen algo de razón”
.

Genio y figura. Y sin embargo es verdad. Naschy tiene el honor de formar parte de ese club de actores que definen a la película que hace aunque no sea el responsable último del trabajo. Vamos a ver una película de Naschy del mismo modo que vemos una película de Bela Lugosi o "una de John Wayne".
Historial Clínico:
La siguiente selección no responde a ningún criterio especial salvo el de mantenerse más frescas en mi memoria por una u otra razón. No creo que sean forzosamente las mejores o las más significativas, y con todo, creo que cada uno de los siete títulos elegidos son excelentes muestras de lo que supone ver “una película de Naschy”. Comencemos.

El gran amor del conde Drácula (1972) de Javier Aguirre. Nunca terminó muy contento Naschy con el trabajo de este director en los dos títulos en que le dirigió, la que ahora nos ocupa y El jorobado de la Morgue (1973).
Dos de los más grandes intérpretes admirados por nuestro protagonista (Lugosi y Lee) se habían hecho famosos interpretando al conde transilvano. Naschy no podía ser menos y quiso interpretar a su Drácula particular. El Drácula de Naschy era (según palabras de su creador) "un vampiro romántico que acaba suicidándose por amor". De este modo traiciona la esencia del personaje (al fin y al cabo, la reencarnación del Mal) convirtiéndolo en un ser débil, vulnerable, casi afeminado que termina, en una secuencia final ridícula, clavándose él mismo la estaca. Naschy además, tiene un físico que está en las antípodas de lo que debe ser el estilizado Príncipe de las Tinieblas, y sus limitaciones interpretativas no ayudan precisamente a obviar esta cuestión. La película es una sucesión inconexa de escenas más bien aburridas, sin apenas progresión dramática ni continuidad en las emociones de los personajes y con una historia de amor de bolsilibro. Sin duda el peor Drácula de la historia del cine español aunque hay quien defiende este trabajo, movido más bien por sentimientos de cariño que por un reflexivo análisis cinematográfico.

Dr. Jekyll y el Hombre Lobo (1972) de Leon Klimovsky. Una película que cuenta con mi estima por varios motivos. La primera por la ingeniosa idea de unir a estos dos monstruos clásicos. La premisa es de lo más lógica: puesto que el Dr. Jekyll (Jack Taylor ¿para cuándo una reivindicación de este actor?) trabaja los problemas de la conducta humana, Waldemar acude a él para poder controlar la bestia que anida en su interior. También son destacables algunas secuencias como la magnífica escena en la que Waldemar, atrapado en un ascensor junto a una enfermera va notando en su interior el influjo de la luna llena. Una insulsa Shirley Corrigan interpreta a la heroina de turno aunque nosotros preferimos a la bella (y celosa) Mirta Miller. Y además está Naschy como Waldemar-Hombre lobo, y eso es harina de otro costal. Recomendable.

El Francotirador (1977) de Carlos Puerto. En este año Naschy realizará tres de sus trabajos más comprometidos apenas dos años después de la muerte de Franco y con los grupos de extrema derecha más revueltos que un avispero en el patio de un colegio. Interpreta a un etarra en Comando Txikia y se embarca en otro proyecto de Klimosvky, El transexual. Por si eso fuera poco, interpreta a un hombre empeñado en asesinar al Generalísimo para vengar la muerte de su pequeña hija, fallecida en accidente mientras pasaba la comitiva de Franco. Desgraciadamente ni Puerto ni Naschy son capaces de reflejar el dolor y el caos en la mente del protagonista más que a través de un ritmo excesivamente tristón, una dirección tacaña y una interpretación demasiado esforzada que malogra gran parte de las posibilidades de la historia. Aun así, por lo valiente de la propuesta y la gracia del juego de palabras del título ya merece un visionado. Tanto Naschy como su director recibieron amenazas de muerte de grupos ultra. Cómo ha cambiado la cosa. ¿O quizá no?

El caminante (1979) de Jacinto Molina. O como el bueno de Naschy se irá cepillando a toda buena señora que se encuentre por el camino (una campesina, una noble, una madre superiora de muy buen ver…) con la excusa de que es el mismísimo Diablo. Un film bastante entretenido que entronca con la tradición picaresca española narrando las aventuras de un desgraciado con pocos escrúpulos y su aún más desgraciado discípulo. El narcisismo de Naschy y un exceso de ambición en su argumento (la lección que nos quiere mostrar es que el hombre es todavía más terrible que el propio demonio) dan al traste con parte de las virtudes de esta película. Afortunadamente tenemos un buen ramillete de bellezas para compensar un film que fue clasificado en la época como “X”. La ridícula secuencia final nos muestra a las claras que el sentido de la mesura no se encuentra entre las virtudes de nuestro realizador. Pero bueno, se lo perdonamos porque al fin y al cabo nos ha hecho pasar un buen rato.

El carnaval de las bestias (1980) de Jacinto Molina. Una escena inicial rodada en el lago Hakone, a los pies del Fujiyama, y algún que otro intérprete oriental es la excusa que tiene Naschy para anunciar a bombo y platillo este film como “la primera co-producción hispano-japonesa". Un mercenario realiza un encargo para un grupo terrorista: el robo de unos diamantes. Una vez realizado el trabajito decide quedárselos para sí. Herido y perseguido por la organización para la que antes trabajaba (y en la que se encuentra su propia esposa) se refugia en un caserón donde vive un doctor con sus dos hermosas (y calientes) hijas y una criada negra. Pero dicha familia guarda un oscuro secreto. Una vez más, una brillante idea que no encuentra su ejecución más adecuada, no logrando ensamblar de manera correcta todos los múltiples elementos que ofrece. Aun así, Naschy logra crear un clima de amoralidad sórdida y un desenlace de lo más macabro. Las mujeres, una vez más, se nos muestran aquí como criaturas reprimidas de sexo y destinadas a recibir alguna que otra palmadita en el trasero y las más tórridas insinuaciones por parte de los machos ibéricos que pululan por el lugar, ejemplo perfecto del papel que a la mujer ha reservado siempre Jacinto Molina en sus argumentos. Silvia Aguilar vuelve a quitarnos el hipo mostrando la belleza de sus curvas como ya hiciera en El Caminante y además agradables presencias de actores como Luis Ciges, Rafa Hernández, Ricardo Palacios o Pepe Ruiz. Con todo, uno de los mejores títulos de Jacinto Molina, y una de las favoritas tanto de él como de nosotros ¿o no?

El aullido del diablo (1987) de Jacinto Molina. Tal como la definió su propio autor una liberación, una huida hacia delante de toda la marginalidad y ostracismo al que el actor había sido sometido por la industria en los últimos años. Un ejercicio de cinefilia rodada con escasísimos medios en una finca propiedad de Naschy donde este resucita todos sus viejos anhelos y se encarga de interpretar nada menos que a doce de los clásicos monstruos de la Universal. El argumento tiene más de un dato autobiográfico, jugando con la figura de Naschy de una manera similar (aunque mucho más modesta) a la que se hacía con Schwarzenegger en El último gran héroe . Un amargado actor en decadencia vive en su chalé en compañía de su sobrino (hijo de su hermano, que murió en extrañas circunstancias), la criada (una Caroline Munro todavía de lo más sugerente) y el mayordomo (Howard Vernon en un papel inicialmente pensado para Christopher Lee). El niño entretiene sus horas de soledad conversando con una serie de monstruos clásicos de terror y urdiendo una venganza contra su despótico tío. Completa el reparto el estupendo Fernando Hilbeck como un sacerdote obsesionado con la criada (Naschy siempre rizando el rizo) y Cris Huerta interpretando al esbirro del párroco. La televisiva realización de Molina no puede evitar que esta sugerente idea caiga en el peor de los ridículos probablemente porque el realizador está más concentrado en hacer un ejercicio de auto-reivindicación que de contarnos una película. A pesar de esto es todavía capaz de ofrecernos alguna escena de extraña belleza. El rodaje estuvo rodeado de múltiples vicisitudes y apenas se pudo terminar a trancas y barrancas. Howard Vernon es el único que parece cómodo en medio del desaguisado (estaba ya curtido ante tantos despropósitos del tío Jess) y el film se queda en eso, un pobre auto homenaje reservado para los nostálgicos e incondicionales fans de Naschy.

Licántropo: El asesino de la luna llena (1996) de Francisco R. Gordillo. A falta de que un servidor vea La Furia del Hombre Lobo (1972) y la que dirigió Fred Olen Ray en 2004, probablemente esta sea la peor aparición cinematográfica de Waldemar Daninsky. El Hombre-lobo en los tiempos de la globalización. Un Psycho Killer haciéndole la competencia durante la mayor parte del metraje. Ya no somos nadie. El Lobo, por comparación, convertido en un cachorrito. Las interpretaciones lamentables todas. Hasta Amparo Muñoz (mostrándonos los últimos rescoldos de su antaño espectacular belleza) parece por comparación buena actriz. Diálogos sonrojantes (¿de verdad los jóvenes hablan así?) y realización pobre, pobre. Naschy echa pestes sobre la cinta y con toda la razón del mundo, ya que se pasó, según sus propias palabras, discutiendo con el director durante todo el rodaje. A pesar de ello, cierto goticismo trasnochado y la aparición final de Daninsky-lobo (por fin) nos produce la sensación de no haber perdido el tiempo del todo. Pero Naschy-Waldemar se merecía algo más después de tantos años de espera. Una de las últimas interpretaciones de otro gran intérprete habitual en el fantástico: José María Caffarell.

Y hasta aquí el humilde estudio de esta Casa de locos hacia una de las figuras más grandes que ha dado el cine fantástico de los últimos tiempos, pieza capital en el desarrollo del fantaterror en nuestro país por más que les pese a sus detractores, que también son legión. Y es que cuando se trata de una personalidad tan vehemente, tan apasionada y entusiasta lo último que puede provocar entre los espectadores es la indiferencia.

Su mejor momento: Su apabullante aparición en el género con La marca del Hombre-lobo (1968) y su premio de interpretación en Paris por El jorobado de la Morgue . Como realizador El huerto del francés (1978) aunque, como ya digo, El carnaval de las bestias tiene su punto.

Su mayor desastre: No le sentó muy bien sendos guiños que Naschy hizo a la comedia con Madrid al desnudo (1979) y sobre todo Operación Mantis (1984), que terminó además por arruinar su productora y reservarle unos años de olvido. Cuantas veces debió escuchar en su mente eso de “zapatero a tus zapatos”.

Con motivo de su colección en DVD,
algunos de los mejores momentos de su cine

24 comentarios:

ATXEIN dijo...

Jodo QUimérico, menudo articulo te has currado de Naschy, muy interesante¡¡¡

Que sepas que me lo guardo, faltaría mas¡¡XDDD

Un saludo¡

Quimérico Inquilino dijo...

Pues viniendo de toda una autoridad como tú, es todo un piropo, de verdad ;)

Un abrazo, compañero!

adrián esbilla dijo...

Muy bien, muy bien una reflexión acertada (la frase de Naschy retrata a la perfección todos los "por qué") y una selección bien guapa. A ver si me puedo hacer ahora con El Caminante que la vi hace lo menos veinte años cuando a TVE1 le dió la venada de poner una especia de ciclo del destapismo "siglo de oro" con "El libro del buen amor", "La lozana andaluza" y cosas así. Coincido contigo en que "El carnaval de las bestias" es muy salvable (descontando que la narración y el montaje pueden provocar embolias) aunque solo sea por lo desquiciado o lo furibundamente grotesco del invento y eso que es un remake casi total de "Los ojos azules..." aliñado con elementos de la nefasta "La muerte de un quinqui" uno de los títulos más necios jamás rodados en España, los tres pertenecientes a lo que yo mismo (soy así de saleroso) he dado en bautizar como "Teorema" versión cazurra. La del "Doctor Jekyll..." la tengo localizada (y creo que "El francotirador" también, tengo la suerte de frecuentar un viedeoclub asombrosamente surtido aquí en Gijón) y la semana próxima la veré sin falta.
Mis preferidas suyas...."El huerto del francés" y la muy rescatable "Inquisición" donde Naschy dirige por primera vez y deja en evidencia atodos los manazas con los que contó antes.

Quimérico Inquilino dijo...

Pues sí, precisamente "Los ojos azules de la muñeca rota" la vi ayer y me sorprendió lo parecido de ambas premisas.
La de "inquisición" en cambio es una de mis pendientes, pero ya la tengo en mi poder.
Que suerte tú, vivir en Gijón, una de las capitales culturales del país y que por lo visto además, todavía pueden encontrarse cosas como esta.

Un saludo adrián

adrián esbilla dijo...

Pues si, pues si, lo cierto es que aquí hay actividad todo el año. Este videoclub es como mi Iglesia particular, magnificamente surtido, con variedad, cantidad y calidad, se encuentran desde clásicos americanos hasta colecciones completas de Esteso y Pajares. Para los gijoneses que se asomen por aquí decir que es el mítico Videoclub 85 (ese era el número de la calle en el que estaba la encarnación original)y que lo pueden encontrar en la calle Juan Alvargonzález. No se arrepentiran.

Obliterator dijo...

Muy interesantes los títulos sugeridos, sin duda "el carnaval de las bestias" es una de las que hay que ver.

Desdémona dijo...

En tu artículo hay algunas inexactitudes. El papel del mayordomo, Erik, en "El aullido del diablo" (rodaje previsto en marzo 1987 pero que se suspendió a última hora y se reanudó en julio del mismo año) no era Christopher Lee.
El reparto era distinto. Isabel Pisano, Daniel Martín, Roberto Camardiel y un tal Alex Moriarty.
Así salió en la prensa de la época.

Quimérico Inquilino dijo...

Obli, pues sí, de los títulos comentados, "El carnaval de las bestias" te la recomiendo encarecidamente.

Ante todo saludos, Desdémona ;)
Debes haber leído mal la reseña ya que lo que digo literalmente es "(Howard Vernon en un papel inicialmente pensado para Christopher Lee)", información facilitada por el propio Naschy.
De nuevo debe haber alguna confusión en el reparto que ofreces ya que no pertenece ni por asomo al de El aullido del Diablo al menos en sus roles principales que son los que comento. Quizá sea un error de la prensa de la época. La información que doy te aseguro que está suficientemente contrastada.

De nuevo saludos a ambos y gracias por vuetros comentarios.

adrián esbilla dijo...

Carlos Aguilar, que trabajó en la peli,cuenta en una entrevista para un fantabuloso número de Quatermass donde desperdiga su lucidez habitual,que Howard Vernon llegó a petición personal suya para cubrir un papel rechazado inicialmente por Lee e incluso Herbert Lom.

Desdémona dijo...

"El aullido del diablo" se empezó a escribir a finales de 1986. La iba a producir Germán Monzó, e iban a empezar a principios de marzo pero se suspendió porque la productora la canceló en el último minuto.
En julio se reanudó el rodaje con otro reparto.

Quimérico Inquilino dijo...

Pues ahí debe estar el origen de la confusión. Desde luego la peli se hizo con el reparto que he mencionado en mi artículo ;)

Darío dijo...

Es verdad que el gran Aguilar trabajó en "El aullido del diablo". Se sabe, y él mismo lo admite. ¿Pero alguien sabe por qué?

Quimérico Inquilino dijo...

Sin duda por amistad, Darío. Es la única excusa posible. Aunque seguro que lo pasaría en grande. Claro que después te ves un poquito atado a la hora de criticar el producto final. No hay más que leer su reseña en su imprescisdinble "Guía del video-cine", pasando de puntillas por los aspectos cinematográficos de la cinta.

Darío dijo...

Estoy de acuerdo, sólo la amistad puede explicarlo. Y es verdad que en la "Guía" no se pronuncia sobre tal engendro. ¿Pero amistad con quien? Con Naschy seguro que no.

Quimérico Inquilino dijo...

ummm... Curioso. No sé que tipo de (no) relación tenía con Naschy. Quizá fue a través de Howard Vernon con el cual sí que creo que le unía una gran amistad. Estaría bien averiguarlo...

Un saludo, Darío.

Darío dijo...

De Vernon sí Aguilar era amigo, claro, lo sabemos todos. Pero si a Vernon lo metió Aguilar en la película, como se ha dicho siempre, es que Aguilar ya estaba dentro de la peli antes. Pero por qué? Eso sería interesante de saber. En cualquier caso, tu blog es cojonudo.

Desdémona dijo...

Deseais una respuesta pues os la daré.
El jefe de producción de Paul se llamaba Augusto Boué, cuñado del crítico Luis Gómez Mesa.
Boué era también jefe de producción de Jesús Franco y llamó a Carlos Aguilar, porque el que había anteriormente envió a Paul a la mierda.

Charlie Perniles dijo...

El ayudante de dirección de Paul Naschy en las primeras películas que dirigió se llamaba Sebastián Almeida, director de cine.
http://www.imdb.es/name/nm0021864/

Quimérico Inquilino dijo...

Curiosos los datos. Gracias Desemona y Charlie por ellos. Parece que Paul era dificilillo de tratar en el plató ¿no?

Faustina dijo...

Difícil no, ¡¡¡¡imposible!!!!

Hay un dato singular. Una persona que salió rebotada le dedicó una novela llamada "La Sombra de Hitchcock" que se publicó en 1991.
Ambientada en el rodaje de "El aullido del diablo", aparece un psicópata que va asesinando a todo el equipo pero de verdad.

http://campusvirtual.unex.es/cala/epistemowikia/index.php?title=Imagen:Sombra_Hitchcock.pdf

Charlie dijo...

Malas lenguas dicen que Sebastián Almeida fue el verdadero director de esas películas como "El huerto del francés" y otras.
Pero yo no puedo confirmar nada.

Paquito dijo...

Todas las películas de Dálmata Films y Acónito films fracasaron en taquilla. No sólo "Operación Mantis". Eso lo dice en su biografía para justificarse.
En "Mi amigo el vagabundo" tuvo un accidente, Pepón Corominas disparó una pistola de fogueo delante de sus ojos. Por eso veía mal durante mucho tiempo y "Operación mantis" tuvo otro guionista.

Sí, Bwana dijo...

El Lute se cabreó con "La muerte de un quinqui", la consideró ofensiva.

Quimérico Inquilino dijo...

Bueno, lo confieso. Yo tampoco lo tuve muy claro con él. Empecé un proyecto cinematográfico con Naschy y tras unas pocas conversaciones decidí cambiarlo. No me diçó buena espina. Al final lo sustituyó el gran Carlos Álvarez-Nóvoa. Evidentemente salí ganando en calidad profesional y seguro que humana.
Pero a Naschy no le podremos negar nunca esa aureora mítica que le rodea y que fue lo que en un principio hizo que me decantara por él.